Investigadores reunidos esta semana en la capital panameña reiteraron que el país centroamericano representa una esperanza para el combate del hongo, puesto que es el único lugar del mundo en el que se sabe con certeza dónde se encuentra y cómo se desplaza.
Investigadores reunidos esta semana en la capital panameña reiteraron que el país centroamericano representa una esperanza para el combate del hongo, puesto que es el único lugar del mundo en el que se sabe con certeza dónde se encuentra y cómo se desplaza.
Hoy en Panamá hay menos de quince ranas doradas viviendo en cautiverio, mientras que las salvajes se enfrentan a una situación más crítica, coincidieron científicos en una entrevista con Efe.
La situación de la rana dorada panameña, símbolo ecológico y cultural del país, es crítica y supone un reto para los científicos que buscan ponerla a salvo de un hongo mortal que amenaza con extinguirla.
Investigadores reunidos esta semana en la capital panameña han reiterado que el país centroamericano representa una esperanza para el combate del hongo, puesto que es el único lugar del mundo en el que se sabe con certeza dónde se encuentra y cómo se desplaza.
Ese hongo ataca la piel de las minúsculas ranas, de color amarillo brillante y manchas negras atigradas, produciéndoles una enfermedad conocida como quitridiomicosis, y mueren aproximadamente dos semanas después de ser infectadas.
El científico señaló que el Centro de Conservación que dirige hace todo lo posible por mantener con vida a las ranas que han sido rescatadas para buscar su reproducción, una tarea que se dificulta cuando los anfibios presentan un cuadro clínico grave.
Griffith fue uno de los participantes en el foro “El impacto cultural y el estado de conservación de la rana dorada y otros anfibios de Panamá” organizado por el Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales (STRI, por sus siglas en inglés).
Hoy en Panamá hay menos de quince ranas doradas viviendo en cautiverio, mientras que las salvajes se enfrentan a una situación más crítica, coincidieron científicos en una entrevista con Efe.
La situación de la rana dorada panameña, símbolo ecológico y cultural del país, es crítica y supone un reto para los científicos que buscan ponerla a salvo de un hongo mortal que amenaza con extinguirla.
Investigadores reunidos esta semana en la capital panameña han reiterado que el país centroamericano representa una esperanza para el combate del hongo, puesto que es el único lugar del mundo en el que se sabe con certeza dónde se encuentra y cómo se desplaza.
Ese hongo ataca la piel de las minúsculas ranas, de color amarillo brillante y manchas negras atigradas, produciéndoles una enfermedad conocida como quitridiomicosis, y mueren aproximadamente dos semanas después de ser infectadas.
El científico señaló que el Centro de Conservación que dirige hace todo lo posible por mantener con vida a las ranas que han sido rescatadas para buscar su reproducción, una tarea que se dificulta cuando los anfibios presentan un cuadro clínico grave.
Griffith fue uno de los participantes en el foro “El impacto cultural y el estado de conservación de la rana dorada y otros anfibios de Panamá” organizado por el Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales (STRI, por sus siglas en inglés).
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